Page 10 - BAT Literatura castellana
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                  ¿Qué era el esperpento y en qué obra explicaba Valle-Inclán su teoría al respecto?
• Valle-Inclán (1866-1936) aplica también a su obra narrativa la teoría del esperpento (1920), tan próxima al Expresionismo. Tirano Banderas (1926), que novela la figura de un imaginario dictador hispanoamericano, y las dos primeras partes que llegó a escribir del ciclo El ruedo ibérico —La corte de los milagros (1927) y Viva mi dueño (1928)— son la vertiente narrati- va de esta orientación estética. Uno de los aspectos más llamativos es la intensa experimentación verbal mediante la fusión de diferentes registros y variantes de la lengua (jergas, metáforas poéticas, términos dialectales), en busca de una especie de «habla total».
La obra poética de la Generación del 27 ha eclipsado la producción narra- tiva de esta generación, que está poco estudiada. La mayor parte de la obra de sus mejores narradores —Max Aub, Ramón J. Sender, Francisco Ayala— se produce en el exilio.
• En la extensa y variada obra de Max Aub (1903-1972) destaca su vasto ciclo narrativo sobre la Guerra Civil, que incluye cinco novelas publicadas entre 1943 (Campo cerrado) y 1968 (Campo de los almendros). La mayor par- te de ellas adopta la forma de conversaciones sobre muchos temas, pero sobre todo el de la guerra: qué la causó, por qué se luchó, por qué se perdió.
7 La novela en la inmediata posguerra
La producción literaria en la inmediata posguerra se vio profundamente afectada por las consecuencias de la Guerra Civil, como ya se expuso en la unidad anterior. Parten al exilio, entre otros, Ramón Pérez de Ayala, Ben- jamín Jarnés y casi todos los narradores de la Generación del 27: Arturo Barea, Rosa Chacel, Eduardo Blanco Amor, Ramón J. Sender, Max Aub y Francisco Ayala. A esta sangría de talentos hay que sumar el aislamiento cultural y político al que España quedaría sometida, el activo papel de la censura, la manipulación de los premios literarios y la prohibición de la mejor narrativa extranjera, así como la del exilio.
La pobreza literaria del período se evidencia incluso en el número de obras publicadas, realmente bajo, especialmente de obras consideradas de interés. Las fórmulas narrativas que se habían manejado antes de la guerra no resultan ya válidas. Las nuevas circunstancias exigen una nueva esté- tica, pero esta tardará en definirse. Publican sus primeras obras después de la Guerra Civil Camilo José Cela (La familia de Pascual Duarte, 1942), Carmen Laforet (Nada, 1945) y Miguel Delibes (La sombra del ciprés es alargada, 1947).
Domina en estas obras un malestar individual tras el cual se adivinan causas sociales concretas. Los temas predominantes son el de la incer- tidumbre de los destinos humanos y el de la ausencia o dificultad de comunicación personal. Los personajes se caracterizan por la violencia, la opresión o la indecisión, aunque son más las situaciones que el tem- peramento las que abocan a estos personajes a la violencia, la rutina o el ensimismamiento. El enfoque es individual, y predomina el uso de la narración en primera persona, así como el monólogo.
   Aunque Albert Camus nunca se con- sideró un autor existencialista, se piensa que, junto a Jean Paul Sartre, es el máximo exponente literario de esta corriente filosófica.
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