Page 16 - BAT Literatura castellana
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EL JARAMA
1 Tito encendió el cigarrillo de Sebas y después el suyo; miraba a Lucita un momento en la luz de la llama. Sopló la cerilla y volvía a sentarse junto a Luci. Paulina dijo:
—¿Qué te pasa, Luci? 5 —Nada, ¿por qué?
—No hablas.
—Tengo una pizca de mareo.
—Os ponéis a beber. ¿Por qué no te echas?, échate, anda. —Deja a la chica —dijo Sebas.
10 Valles abajo del Jarama, se veían las tierras difusas, como nieblas yacen- tes, a la luz imprecisa de la luna; más lejos, los perfiles de lomas sucesivas, jorobas o espinazos nevados de blanco mortecino, contra el fondo de la noche, como un alejarse de grupas errabundas, gigantescos carneros de un rebaño fabuloso. Tito le puso a Lucita una mano en la nuca.
15 —¿Vas mejor? —le preguntaba por lo bajo. Ella sacó una voz cansada: —Me defiendo.
Cambió de postura. Miraba allá abajo, por entremedias de los troncos, en el agua embalsada de la presa, el reflejo de la luz que venía de las bombi- llas de los merenderos, la sombra enorme de alguien que se había asoma-
20 do al malecón. El mismo malecón no se veía, oculto a la derecha tras el morro del ribazo, ni las terrazas cuajadas de gente, ni las bombillas bailan- do en los cables debajo del gran árbol; solo las sombras y las luces que pro- yectaban hacia el agua. Llegaba el alboroto, las voces de juerga, la música incesante de las radios, el fragor de la esclusa, de allá abajo, al final de los
25 árboles, enfrente del puntal.
Luego el ojo blanquísimo del tren asomó de repente al fondo de los lla- nos; se acercaba, rodante y fragoroso dando alaridos por la recta elevada que cruzaba el erial. Entraba al puente del Jarama, sorprendía instantáneas figuras de novios aplastadas de miedo contra los pretiles, en la luz violentí-
30 sima, que se cegó acto seguido tras las casas de la margen derecha, hacia el paso a nivel y la estación de Coslada y San Fernando de Henares. Lucita se estremecía y se pasaba las manos por los brazos y los hombros; luego dijo:
—Chico, estoy más molesta... Tengo grima, con tanto polvo encima de la
piel. Tanta tierra pegada por todo el cuerpo. Te pones perdida de tierra, 35 no se puede soportar.
—Lleva razón —dijo Sebas—, se llena uno hasta los pelos, a fuerza de estarse revolcando todo el día. Para darse otro baño. Yo me lo daba. ¿Eh?, ¿qué os parece?, ¿qué tal darnos ahora un chapuzón?
—¿Pero a estas horas? —dijo Paulina—. Tú no estás bien de la cabeza. Yo 40 creo que...
—Más emocionante, ya verás.
—Por mí desde luego —dijo Lucita—. Yo me apunto. Has tenido una idea. —Bien por Lucita, así me gusta. Anda, Tito, y tú también, vamos todos, hale.
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RAFAEL SÁNCHEZ FERLOSIO
1 Lee este fragmento de la novela El Jarama y explica la situación en que se hallan los personajes.
a ¿Por qué se encuentra mal Lucita?
b ¿Cómo lo sabemos: por el diálogo o por la narración?
2 Observa si en los fragmentos en que habla el narrador predomina la narración o la descripción y di si se trata de un observador externo o de un narrador omnisciente.
3 Explica cómo se resuelve la escena y cómo se insinúa la posibilidad de peligro.
4 Compara la extrema sencillez de los diálogos con la riqueza léxica de los fragmentos narrativos.
a Indica en qué aspecto del paisaje se centra cada uno.
b Localiza las comparaciones en el primero.
c Observalaselecciónde elementos en el segundo y en el tercero y justifícala.
5 Localiza en los diálogos de los personajes ejemplos de estos ras- gos del registro coloquial: uso de vocativos, interpelaciones al re- ceptor, imperativos, uso imperso- nal de la segunda persona, frases hechas.